
16 Sep Disfagia en Alzheimer: señales de alerta, ejercicios seguros y cómo ayuda la logopedia
La enfermedad de Alzheimer no solo afecta la memoria y la capacidad cognitiva, sino que también puede tener un impacto directo en funciones básicas como la deglución.
Este trastorno, conocido como disfagia, es común tanto en fases moderadas como avanzadas de la enfermedad y puede derivar en complicaciones graves si no se detecta y trata a tiempo.
Y, en ese sentido, la logopedia desempeña un papel fundamental en la evaluación y el tratamiento de la disfagia en Alzheimer, contribuyendo a mejorar la seguridad en la alimentación y la calidad de vida.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o incluso la propia saliva. Puede presentarse en diferentes fases del proceso de deglución:
- Oral: dificultad para masticar o mover los alimentos en la boca.
- Faríngea: problemas para iniciar el reflejo de la deglución, riesgo de atragantamiento.
- Esofágica: obstrucción o retraso en el paso del bolo hacia el estómago.
En personas con Alzheimer, la disfagia suele deberse a la pérdida progresiva de coordinación motora y a la disminución de reflejos protectores, como la tos o el cierre de la vía aérea.
Señales de alerta de disfagia en Alzheimer
Reconocer los síntomas de disfagia es clave para evitar complicaciones como la desnutrición o la neumonía por aspiración. Algunas señales de alarma son:
- Tos o carraspeo al comer o beber.
- Atragantamientos frecuentes.
- Voz húmeda o gorgoteante tras ingerir líquidos.
- Restos de comida en la boca después de tragar.
- Pérdida de peso inexplicada.
- Rechazo o miedo a la comida por experiencias previas de atragantamiento.
Ante cualquiera de estos síntomas, es recomendable consultar a un especialista en logopedia para realizar una evaluación completa.
Riesgos asociados a la disfagia en Alzheimer
La disfagia no tratada puede generar complicaciones que afectan directamente a la salud y bienestar de la persona:
- Desnutrición y deshidratación: por la reducción en la ingesta de alimentos y líquidos.
- Infecciones respiratorias: como la neumonía por aspiración, al entrar alimento o líquido en las vías respiratorias.
- Aumento de la dependencia: la dificultad para comer de forma segura limita la autonomía.
- Impacto emocional: ansiedad y frustración en el paciente y en los cuidadores.
Cómo ayuda la logopedia en la disfagia por Alzheimer
La logopedia se encarga de evaluar, prevenir y tratar los problemas de deglución en Alzheimer. El trabajo del logopeda incluye:
- Evaluación funcional de la deglución: mediante pruebas clínicas y, en algunos casos, estudios instrumentales.
- Ejercicios de estimulación: fortalecimiento de músculos orales y coordinación de los movimientos.
- Adaptación de la dieta: recomendación de texturas seguras (triturados, líquidos espesados, etc.).
- Entrenamiento en técnicas deglutorias: posturas específicas o maniobras para favorecer el paso seguro del bolo.
- Orientación a familiares y cuidadores: pautas prácticas para la alimentación diaria.
Ejercicios seguros para la disfagia en Alzheimer
Los ejercicios recomendados dependen del grado de afectación, pero algunos de los más utilizados son:
- Ejercicios linguales: mover la lengua en diferentes direcciones para mejorar el control del bolo.
- Ejercicios de labios y mejillas: soplar, mantener un chupete o pajita para fortalecer músculos orofaciales.
- Ejercicios de deglución voluntaria: practicar tragos secos de saliva de manera consciente.
- Maniobra de Mendelsohn: elevar la laringe al tragar y mantenerla unos segundos para fortalecer la musculatura implicada.
Es fundamental que estos ejercicios se realicen siempre bajo la supervisión de un logopeda especializado, ya que no todas las técnicas son seguras en todos los casos.
Adaptaciones en la alimentación para la disfagia
Además de los ejercicios, la logopedia también propone adaptaciones prácticas que favorecen una alimentación segura:
- Modificar la textura de los alimentos: triturados, purés o texturas blandas fáciles de masticar.
- Espesantes para líquidos: evitan el paso accidental a las vías respiratorias.
- Utensilios adaptados: cucharas pequeñas, vasos con boquilla o platos antideslizantes.
- Ambiente tranquilo: reducir distracciones para que la persona pueda concentrarse en la deglución.
- Postura adecuada: mantener al paciente sentado y ligeramente inclinado hacia adelante.
Si el profesional de la logopedia forma parte de un equipo multidisciplinar como el de AIRe Valencia, también puede contar con la visión del nutricionista.
Rol de la familia y cuidadores
Los cuidadores tienen un papel esencial en la detección y manejo de la disfagia. Algunas pautas que deben tener en cuenta son:
- Observar señales de atragantamiento o tos frecuente.
- Supervisar las comidas y fomentar un ritmo lento.
- Seguir las indicaciones del logopeda sobre dieta y técnicas.
- Mantener una actitud positiva, evitando presionar o generar ansiedad.
Beneficios de la logopedia en Alzheimer con disfagia
Los resultados de la intervención logopédica son significativos en la mejora de la calidad de vida:
- Reducción del riesgo de atragantamientos y neumonía por aspiración.
- Mejora del estado nutricional e hidratación.
- Mantenimiento de la autonomía en la alimentación el mayor tiempo posible.
- Disminución del estrés y la ansiedad durante las comidas.
- Mayor seguridad y confianza para el paciente y su familia.
Conclusión
La disfagia en Alzheimer es una complicación frecuente y potencialmente peligrosa, pero con un diagnóstico precoz y la intervención adecuada de la logopedia, se pueden prevenir riesgos y mantener la calidad de vida.
Reconocer las señales de alerta, realizar ejercicios de estimulación bajo supervisión y adaptar la alimentación son claves para garantizar la seguridad y el bienestar.
En AIRe Valencia Adultos, contamos con un equipo especializado en logopedia que ofrece programas personalizados para el abordaje de la disfagia en Alzheimer. Acompañamos tanto a los pacientes como a sus familias, proporcionando estrategias prácticas y seguras que facilitan la alimentación y reducen la sobrecarga del cuidador.